Cuando hablamos de corporate finance o finanzas en el ámbito de la empresa creemos tener claro a qué nos estamos refiriendo. Ahora bien, ¿esto es realmente así?.
Quizá antes de profundizar en este ámbito sea conveniente realizar una breve explicación al respecto.
En términos generales, con Corporate Finance hacemos referencia no sólo al ámbito puramente financiero de la empresa, sino también a otros aspectos de nuestro negocio, ya que cada decisión que tomamos tiene consecuencias financieras y, por ende, todo lo “que afecta a las finanzas es una decisión de finanzas corporativas”
Concretamente, bajo estos términos podemos recoger: tareas de marketing (análisis financiero de precios y estrategias de producto), la contabilidad (análisis y valoración de la información financiera), el capital humano (evaluación y aumento de su valor), la estrategia corporativa (evaluación del beneficio financiero con el objetivo de aumentar y crear barreras de entrada al mercado), así como tareas de producción y gestión de operaciones (valoración de las consecuencias financieras que derivan de estas acciones).
Por otro lado, una vez definidos cuáles son todos aquellos aspectos abarcables en este ámbito, sería adecuado preguntarse qué es lo que se persigue realmente con las finanzas corporativas o corporate finance, esto es, cuál es su objetivo. Esta pregunta tiene una clara respuesta: maximizar el valor de la empresa. Ahora bien, ¿cómo podemos lograrlo?
Tomando una serie de decisiones que podríamos clasificar en tres tipos y teniendo en cuenta sus consideraciones.
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Decisiones sobre inversión. Aquí nos estamos refiriendo a la inversión en activos. Ahora bien, no en cualquier de ellos, sino únicamente en aquellos de los que podamos obtener un rendimiento superior a la tasa de rentabilidad mínima aceptable, esto es, aquella que hace no perdamos ni ganemos dinero con la inversión (VAN = 0).
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Decisiones sobre financiación. Por un lado está el cálculo de la combinación óptima de Fondos Propios y Deuda que maximice el valor de la empresa. Y por otro las condiciones del endeudamiento que sean acordes con el plazo de vida de los activos.
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Política de dividendos. En caso de no encontrar inversiones que cumplan con el requisito anteriormente señalado (Tasa de rentabilidad mínima aceptable).Se puede optar por el reparto de dividendos a los accionistas. O bien vía “buybacks” recomprar acciones desde la propia compañía y luego amortizarlas. De este modo el accionista no recibe un dinero en efectivo, pero al existir menos acciones en circulación incrementa su porcentaje de propiedad en la empresa
Finalmente, resaltar la importancia de tener siempre en cuenta esta directriz de maximizar el valor de la empresa a través de las correctas decisiones de Inversión, financiación y dividendo, pues de lo contrario podremos incurrir en graves errores que pongan en peligro la empresa.